Cualquier procedimiento quirúrgico en la boca de nuestros pacientes es doloroso. Es nuestro deber como veterinarios utilizar todos los recursos que la medicina actual nos proporciona para evitarles dolor y sufrimiento.
Los bloqueos anestésicos son técnicas de anestesia regional que evitan la propagación del estímulo nociceptivo aferente de los nervios periféricos hacia el sistema nervioso central; bloqueando de este modo la sensación de dolor.
Es necesario tener presente que para que dicha sensación se produzca no es necesario que el animal esté consciente. Es decir, la anestesia general de un paciente no exime al clínico de aplicar técnicas analgésicas.
El nervio maxilar es una de las ramas del nervio trigémino (V) que incluye fibras aferentes; por lo tanto, sensitivas. Este inerva la región maxilar ipsilateral.
El nervio maxilar emerge a través del foramen redondo y discurre por la base de la órbita junto a la pared de la fosa pterigopalatina. Rostralmente se introduce en el canal infra orbitario por el foramen maxilar. Es en dicho canal donde emite ramas para los dientes premolares y molares de la zona; así como hacia el diente canino y los dientes incisivos ipsilaterales por el canal incisivo-canino. El bloqueo de este nervio evita la propagación de la señal nociceptiva de la región maxilar ipsilateral, es decir, nos permite hacer procedimientos quirúrgicos indoloros en dicha región.
La técnica se basa en la inoculación del fármaco anestésico local en la fosa pterigopalatina. Para ello se utiliza como referencia la propia fosa pterigopalatina. Esta se identifica por palpación al poder deprimir la mucosa oral justo caudal al segundo diente molar maxilar.
La aguja se debe introducir pocos milímetros en la fosa y siempre se debe aspirar antes de inocular el fármaco anestésico para evitar la administración intravascular de este. Tras la administración debe respetarse el periodo de tiempo específico para el fármaco anestésico local utilizado antes de producir ningún estímulo nociceptivo.