Los vómitos o los procesos que cursan con émesis en el gato son especialmente comunes. De hecho, hay muchos gatos que vomitan de forma regular en casa y sus cuidadores lo ven como algo que hay que aguantar como normal.
La émesis es un signo clínico, nunca un diagnóstico y aunque actualmente podamos tratarla de una manera rápida y segura no significa que no tengamos que investigar que es lo que está pasando exactamente.
Aunque las bases fisiológicas del vómito entre los diferentes mamíferos son bastante similares, en el caso de los carnívoros domésticos hay bastantes diferencias, sobre todo por lo que a neurotransmisores y receptores se refiere. Así algunos de los medicamentos que usamos normalmente en perros pueden ser de muy poca utilidad en el gato. Además, las dosis son distintas debido a diferencias interesantes en su biodisponibilidad.
El gran problema que conllevan los episodios eméticos en el gato es que normalmente el gato que tiene vómitos o náuseas no suele/no puede comer y como todos los clínicos sabemos, las consecuencias de esto en un perro o en un gato son totalmente diferentes. Necesitamos, como clínicos, reestablecer el suministro de energía y requerimiento mínimo de proteínas para que nuestro paciente no empeore más de lo que ya llega a nuestro centro. Para poder iniciar esta nutrición de la manera más temprana posible, el control de la émesis y la náusea es esencial. Este punto, además, es esencial, ya que recientes estudios han demostrado que los mejores antieméticos no son los mejores evitando las náuseas, cosa que podría explicar porque tenemos tantos gatos que dejan de vomitar, pero siguen sin querer alimentarse.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, el antiemético seleccionado, unido a unas mínimas pautas de ayuno/dieta serán suficientes para que el gato pare de vomitar y recupere el apetito, pero, no son raros los gatos que por diferentes motivos (p.e. pancreatitis, colangiohepatitis, enfermedad renal crónica, obstrucciones urinarias, neoplasias del tracto digestivo o secretoras de histamina) no paran de vomitar a pesar del uso de nuestro antiemético de primera elección. En estos casos ¿Qué hacemos?, ¿Podemos usar otros?, ¿Hay que esperar entre el uso de estos fármacos un tiempo de lavado?, ¿Podemos hacer una aproximación al vómito de manera multimodal como hacemos con el dolor actualmente?, si lo hacemos, ¿Cuáles son las características de cada fármaco para poder elegir correctamente en cada caso?