El síndrome de discognitivo en el gato, es hoy en día, quizás una de las enfermedades más prevalentes que podemos ver en los gatos de edad geriátrica.
Hay algunos estudios que nos indican que casi la mitad de los gatos de más de 15 años, estarían sufriendo de esta patología. Salvando las distancias, esta enfermedad estaría emparentada con las alteraciones, que solemos ver en humanos aquejados por los síndromes de demencia senil provocados por la enfermedad de Alzheimer.
Sabemos que sucesos como la hipertensión arterial, la anemia y los sucesos estresantes predisponen, desencadenan o incluso aceleran la presencia y grado de afección del síndrome discognitivo.
Los signos clínicos más comunes que podemos ver en el gato asociados a esta enfermedad son comportamentales: disfunción de la memoria a corto plazo, pérdida de comportamientos aprendidos, deterioro en el procesamiento de la información sensorial y la reducción de la capacidad cognitiva unido con alteraciones en el estado del ánimo.
El diagnóstico clínico de este síndrome se realiza básicamente por los cambios que se dan en los comportamientos normales del gato, de un año a otro. Encontrar estas diferencias solo es posible si en cada visita geriátrica el tutor responde a una encuesta fija.
El tratamiento de esta enfermedad no es sencillo. Esto se debe básicamente a que muchas veces cuando el veterinario es capaz de reconocer el síndrome en la clínica ya es tarde, de ahí la búsqueda proactiva con las encuestas. Existen medicaciones que alteran la química cerebral, así como un gran surtido de nutracéuticos que permiten poner algo de remedio en algunos casos. El éxito del tratamiento depende en gran parte del momento del diagnóstico.