Introducción
Históricamente ha existido un gran interés por comprender el papel de los microorganismos en la salud humana y animal. Desde las observaciones de Antonie van Leeuwenhoek en 1670 y el nacimiento de la microbiología, pasando por avances en taxonomía, el descubrimiento de los priones y teorías como la del holobionte, hasta llegar a proyectos de gran escala como el del microbioma humano, canino y felino. Hoy sabemos que las comunidades microbianas coexisten en el organismo, manteniendo un equilibrio a través de interacciones cooperativas y competitivas, además de la producción de metabolitos que actúan como señales fisiológicas, tanto en estados de salud como de enfermedad. En este podcast exploraremos más sobre el papel crucial que juegan los microorganismos en el equilibrio animal.
Resumen del tema
En las últimas dos décadas, la investigación sobre la microbiota y el microbioma ha crecido de forma significativa. Actualmente, el microbioma humano es considerado el “último órgano” descrito, y representa un campo clave tanto en la alimentación como en la salud. Los primeros estudios en este ámbito provienen de la ecología microbiana, la cual describe la interacción entre microorganismos y su huésped, formando un ecosistema conocido como holobionte. Este ecosistema se rige por principios de evolución, selección y respuesta al estrés, que mantienen un equilibrio entre el organismo y los microorganismos, la mayoría de los cuales son benéficos o mutualistas. Cuando este equilibrio se altera, ocurre una disbiosis, en la que una pequeña fracción de microorganismos con potencial patógeno puede afectar negativamente el sistema inmunológico y favorecer enfermedades. Desde tiempos antiguos, se ha reconocido la relación entre salud, enfermedad y estos “animalículos” descritos por Antonie van Leeuwenhoek, observados en agua, lodo y placa dental, y hoy clasificados como bacterias, virus, protozoos, arqueas, entre otros. El término microbiota se refiere al conjunto de microorganismos que habitan un espacio específico del cuerpo —como el intestino, la piel o el tracto urinario—, mientras que el microbioma abarca además sus genes, el huésped y los factores internos o externos que modifican su entorno, como la dieta o la producción de moléculas señalizadoras. Gracias a las tecnologías actuales, como la biología molecular, la PCR y las ciencias ómicas (genómica, metabolómica, etc.), ha sido posible establecer patrones en condiciones normales, lo que ha permitido un mayor entendimiento de este complejo sistema. Parte de las 8nvestgaciones han demostrado que la microbiota intestinal, tiene cambios y participación significativa en enfermedades como la obesidad, enfermedad renal, enfermedad hepática e incluso en la manifestación y control del dolor. Es por ello que también ha crecido el interés por la investigación y el uso de terapias alternativas con pre, pro y postbióticos.