La tomografía computarizada (TC) brinda una excelente visión general de los órganos abdominales y de las estructuras circundantes, evitando la superposición de estructuras presente en radiología y los artefactos causados por el paciente que dificultan la interpretación ecográfica.
Esta técnica avanzada de diagnóstico por imagen ha demostrado ser extremadamente versátil en el diagnóstico de trastornos de los órganos parenquimatosos, el tracto gastrointestinal, el tracto urogenital, el peritoneo y el espacio retroperitoneal y también de los órganos más pequeños como los ganglios linfáticos, las glándulas adrenales y el páncreas. Además, se ha demostrado que en perros de más de 25 kg se detectan más lesiones clínicamente significativas mediante TC que con ecografía.
En cuanto al aparato urinario, la TC nos permite detectar y valorar lesiones renales, evaluar los uréteres con gran detalle, así como su recorrido y excreción de contraste, detectar obstrucciones urinarias, identificar mineralizaciones y cálculos renales, ureterales y vesicales y realizar valoraciones pre-quirúrgicas de neoplasias vesicales.
